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               A la tranquilidad 
                invernal sucede una masiva afluencia de visitantes en los meses 
                veraniegos, durante los cuales la villa adquiere gran animación. 
              Visitas. A 
                partir de la pequeña placita inferior presidida por la 
                Ermita del Humilladero y el crucero, el caserío se escalona 
                a través de calles empedradas de acusada pendiente, cortadas 
                transversalmente, a modo de laberinto, por pequeñas callejuelas 
                y recoridas por un sistema de acequias laterales (las llamadas 
                regaderas) por las que fluye sin cesar el agua proveniente de 
                los neveros. Las casas generalmente de tres plantas, con vistosos 
                entramados de madera y muchas de ellas de los siglos XVIII y XIX, 
                responden a la necesidad de luchar contra el frío y la 
                nieve (gruesos muros, aleros salientes, cubiertas verticales de 
                teja en las medianerías), y también a la primordial 
                dedicación chacinera mantenida hasta hace poco. A este 
                uso se destinaba el gran patio interior enlosado (picadero) y 
                la parte superior de las viviendas, con balconadas concebidas 
                como secaderos. 
              Muy peculiares 
                son las batipuertas, ingeniosa solución para irear el interior 
                sin que penetren la nieve ni la lluvia, a la vez que elemento, 
                junto con las argollas aferradas a los dinteles, muy útil 
                para las tareas de la matanza. Estos y otros mil detalles, siempre 
                marcados en su sencilla belleza por un preciso sentido funcional, 
                llaman la atención del visitante en el recorido a través 
                de rincones que la irregular disposición del caserio llena 
                de encanto. Incluso puede verse, en una casa de la calle Enrique 
                Fraile, un sencillo Museo Etnográfico (preguntar por "Hermanos 
                Vallejera"). 
              En el conjunto 
                destacan el edificio del Ayuntamiento, contrucción de finales 
                del siglor XIX, y sobre todo, tras él, la Iglesia Parroquial 
                de la Asunción (s. XVI), obre del gótico tadío 
                en mampostería, alzada sobre sillares. Un amplio rosetón 
                calado corona la portada con arquivoltas. En el interior, de tres 
                naves separadas por grandes arcos, destaca la techumbre mudéjar 
                de la Capilla Mayor, emplazada en el ábside poligonal. 
              En la cima 
                y a ambos lados del pueblo, la exuberante naturaleza de entorno 
                ofrece parajes de castaños y robles al pie mismo de las 
                verdes praderías, bajo un cielo generalmente luminoso y 
                con los blancos destellos de la nieve punteando las cercanas cumbres. 
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